En esta sección, vamos a analizar cómo la manipulación digital y la desinformación, o fake news, afectan los procesos electorales y las consecuencias que esto trae.
La manipulación de información comprende tácticas destinadas a influir o perturbar la toma de decisiones democráticas, utilizando medios tradicionales como prensa y radio, pero especialmente enfocándose en canales digitales como las redes sociales. Los actores que participan en estas prácticas incluyen partidos políticos que buscan desacreditar a la oposición, gobiernos nacionales y extranjeros que influyen en las actitudes públicas y reprimen la participación política, medios de comunicación no independientes que reflejan los intereses de sus patrocinadores y grupos extremistas que promueven agendas de odio y polarización.
La desinformación en línea se manifiesta a través de la creación y difusión de información falsa o engañosa, utilizando estrategias como propaganda y discurso de odio para manipular el discurso político y suprimir la participación de ciertos grupos. Las tácticas digitales empleadas abarcan desde tecnología generada por Inteligencia Artificial y contenido visual manipulado hasta cuentas falsas, manipulación de motores de búsqueda, sitios web falsos, censura, trolling, microtargeting publicitario y operaciones de pirateo y filtración de información.
Durante las elecciones de 2023, la Misión de Observación Electoral (MOE-Gt) registró 114 hechos de violencia electoral y 151 de conflictividad, muchos de ellos en redes sociales.
Se lanzaron ataques y campañas de desinformación sistemáticas en TikTok y «X» (Twitter) contra el Movimiento Semilla y Bernardo Arévalo.
Las campañas contra Arévalo usaron falsedades sobre su vida privada y lo acusaron de ser «anti-iglesia» y «pro-aborto».
La candidata Sandra Torres fue atacada con videos que la vinculaban falsamente a pandillas y corrupción.
Otras figuras políticas como Miguel Martínez, Consuelo Porras y el expresidente Giammattei también sufrieron ataques a su integridad.
Se documentaron amenazas de muerte en redes sociales contra personas que participaron en un paro nacional.
En las elecciones de 2021, el Centro Carter detectó el uso de redes de bots por parte de los tres principales partidos (LIBRE, Nacional y Liberal).
Se identificó una red de 317 cuentas falsas que difundía información para disuadir el voto por Xiomara Castro (LIBRE).
El candidato Yani Rosenthal (Liberal) fue blanco de campañas sobre corrupción, usando etiquetas como #SiVasConYaniSosNarco.
Se detectaron sitios web de fake news con un claro sesgo a favor del partido LIBRE y en contra de los otros dos partidos.
Se observó un incremento artificial del 65% en los seguidores de Twitter de Xiomara Castro en un mes, estimando que un 32% de ellos eran bots.
El caso se centra en la campaña presidencial de 2019 (dada la hegemonía de Bukele en 2023).
Un reportaje de France 24 documentó favoritismo hacia Nayib Bukele en redes sociales.
Se le acusó de utilizar «robots» para manipular la conversación digital.
Su estrategia fue descrita como la de un «animador» que trataba la política como «entretenimiento», usando la desinformación para atacar a sus oponentes.
La manipulación digital provino directamente del Estado.
En octubre de 2021, Meta (Facebook/Instagram) eliminó una masiva red de «Comportamiento Inauténtico Coordinado» (CIB).
Esta «granja de trolls» era operada por el gobierno de Daniel Ortega y el partido FSLN.
La red incluía 937 cuentas de Facebook, 363 de Instagram, 140 páginas y 24 grupos.
Su objetivo era manipular la opinión pública desacreditando a la oposición y amplificando artificialmente elogios al gobierno.